miércoles, 6 de junio de 2012

Las Emociones


Nuestros gestos, sonrisas, tristezas, obsesiones, miedos, iras, alegrías, son emociones que dejan impacto en el cuerpo. Algunas emociones básicas están determinando buena parte de nuestra fisiología. La unidad psico-fisiológica que se forma entre la mente y las emociones -comportamiento psicológico-, y el cerebro y el cuerpo -comportamiento fisiológico- explica buena parte de lo que son nuestras enfermedades.
Este sistema cuerpo-mente no es sin embargo una dualidad, porque nuestras emociones y actitudes están tan íntimamente integradas a nuestra fisiología, que ahora no tiene sentido discutir si fue primero el huevo o la gallina; lo cierto es que es posible incidir simultáneamente sobre la totalidad del ser, si no desconocemos la sincronicidad y multidimensionalidad de una aparente diversidad, que revela su indivisible unidad.
Tratamos de aliviar nuestro cuerpo físico y nuestro cuerpo de energía, pero un porcentaje muy significativo de nuestras enfermedades no tienen su origen en el cuerpo, son producto de la distorsión de nuestra identidad en el plano emocional. Corregir los males desde su origen, supone armonizar la vida desde ese plano de las emociones donde un día empezamos a perder el rumbo.
Las emociones son una vía de transición entre el cuerpo o nivel mental de la consciencia, y el cuerpo físico. Esta vía presenta una intrincada red de codificación, transmisión y decodificación de señales en el cuerpo físico conocida en la medicina como la red de neuropéptidos y sus receptores, una verdadera estrategia de respuesta integral del organismo físico al movimiento de las emociones.
Cada emoción es automáticamente seguida por una respuesta simultánea de muchos órganos y sistemas. Es el código del sentir, el lenguaje de la sensibilidad total del organismo que se comporta como una antena de procesamiento emocional. En el sentir, tenemos un código de respuesta de la totalidad, lo que nos da una idea de la tremenda importancia terapéutica del equilibrio emocional.
El cuerpo es como un espejo, donde se reflejan los patrones de organización de la consciencia de los planos energético, emocional y mental. Promover la salud del cuerpo fisico es una tarea imposible si simultáneamente no adquirimos salud emocional, que no será construida por la ausencia de emociones negativas sino por un sano aprendizaje emocional pues, aún más que el intelecto, las emociones son instrumentos del conocimiento.
Muchas memorias emocionales, programadas y retenidas desde la infancia, inciden poderosamente sobre nuestras actitudes determinando nuestro estilo de vida y nuestra salud global. Esto significa que las actitudes erróneas, origen de buena parte de nuestras enfermedades crónicas, son producto del aprendizaje condicionado, que perpetúa patrones de comportamiento reforzados por la familia o la cultura.
La enfermedad, como la salud, es total, e involucra con frecuencia actitudes emocionales de origen cultural. La represión sostenida de las emociones genera sentimientos permanentes que, vía moléculas efectoras -neuropéptidos y neurotransmisores- afectan el sistema nervioso, y por su canal, el sistema endocrino e inmunológico; a su vez, vía sistema circulatorio, estos se comunican con todas las células del organismo. Esto no es una secuencia lineal de eventos, sino un frente de onda que barre sincrónicamente todos los sistemas, que se comportan en el cuerpo como un radar para nuestra onda emocional. En el cáncer, en las enfermedades degenerativas o enfermedades crónicas, un componente importante es la actitud hacia la vida, actitud que se encuentra impresa en el cuerpo. Aunque ésa no es la única causa, también hay factores genéticos, hereditarios, metabólicos y del medio ambiente, probablemente todos ellos no alcanzan a ser el cincuenta por ciento del problema.


Del miedo: El temor, que es la ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos. Cuando el temor se queda congelado afecta al riñón, a las glándulas suprarrenales, a los huesos, a la energía vital, y puede convertirse en pánico.


De la ira: La ira es santa, es sagrada, es una emoción positiva porque te lleva a la autoafirmación, a la búsqueda de tu territorio, a defender lo que es tuyo, lo que es justo. Pero cuando la ira se vuelve irritabilidad, agresividad, resentimiento, odio, se vuelve contra ti, y afecta al hígado, la digestión, el sistema inmunológico.


De la tristeza: La tristeza es un sentimiento que puede llevarte a la depresión cuando te envuelves en ella y no la expresas, pero también puede ayudarte. La tristeza te lleva a contactar contigo mismo y a restaurar el control interno. Todas las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo, las hacemos negativas cuando las reprimimos.


De la ansiedad: La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos externos, cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones.Pero como no se puede llenar con cosas, cada vez el vacío aumenta.


Del estrés: El estrés viene de la competitividad, de que quiero ser perfecto, quiero ser mejor, de que quiero dar una nota que no es la mía, de que quiero imitar.Y realmente sólo se puede competir cuando decides ser tu propia competencia, es decir, cuando quieres ser único, original, auténtico, no una fotocopia de nadie. El estrés destructivo perjudica el sistema inmunológico. Pero un buen estrés es una maravilla, porque te permite estar alerta y despierto en las crisis, y poder aprovecharlas como una oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia.


De la alegría: La alegría es la más bella de las emociones porque es la emoción de la inocencia, del corazón, y es la más sanadora de todas, porque no es contraria a ninguna otra. Un poquito de tristeza con alegría escribe poemas. La alegría con miedo nos lleva a contextualizar el miedo y a no darle tanta importancia. La alegría suaviza todas las otras emociones porque nos permite procesarlas desde la inocencia. La alegría pone al resto de las emociones en contacto con el corazón y les da un sentido ascendente. Las canaliza para que lleguen al mundo de la mente.






LAS EMOCIONES. Ventanas de colores del alma.
Dr. Jorge Carvajal Posada 
(Médico Cirujano de la Universidad de Antioquia 
Pionero de la Medicina Bioenergética) 

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